OIR + HACER = OBEDECER

La palabra cristiano significa seguidor de Cristo, imitador de lo que Él hizo. Jesús obedeció hasta la muerte enseñándonos así la obediencia lo cual bendice grandemente nuestra vida. En toda la biblia se nos habla de la importancia de obedecer las leyes, que en síntesis contiene la voluntad de Dio para el hombre. Toda obediencia a la palabara:

· Demuestra el grado de amor y compromiso con Dios (Juan 14:21)

· Nos permite relacionarnos con Dios (Juan 14: 23)

· Trae bendición (Deuteronomio 28)

· Requiere de esfuerzo y voluntad (Josué 1:7)

Obedecer es producto de aceptar y hacer la voluntad de Dios, oírla y hacerla. No oír solamente porque de esta manera no obedecemos, ni tampoco hacer sin saber si lo que hacemos realmente es la voluntad de Dios.

En Santiago 1:19-25 se describen las dos cosas como importantes para obedecer

1. ¿LISTO PARA OÍR?

Es importante que dispongamos nuestro espíritu, alma y cuerpo a escuchar el mensaje que tiene Dios para nuestras vidas, esto es, ir con diligencia a la iglesia, escuela dominical, escuelas bíblicas, etc. Y estar atentos. Podemos ser prontos para oír cuando tenemos un propósito por el cual atender claro y verdadero. No es necesario que digas ¡vine a alabar a Dios! Tu actitud habla por ti.

Aceptar humildemente las enseñanzas también tiene que ver con ser prontos para oír, muchas veces lo complejo que anhelamos no enseña sino que vislumbra, sorprende pero no logra más. El deseo de Dios va más allá de un asombro, es que podamos captar cada enseñanza por pequeña que sea y apropiarnos tanto de ella que cambie el rumbo de nuestra vida. (Esto es de todos los días)

2. NO BASTA CON OÍR ES NECESARIO HACER

“La Palabra de Dios es perfecta porque cambia vidas” El oír es fundamental para hacerpor consiguiente, obedecer. Cumplir con lo ordenado por Dios es lo que garantiza la bendición. En ocasiones la obediencia se vuelve un sacrificio, esto hace que la vida cristiana se torne aburrida, ¡No lo veamos así! Recordemos que la obediencia es un paso para alcanzar las grandes promesas y mucho más…” Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman” 2 Corintios 2:9