lunes, 29 de septiembre de 2008

¡Estén Despiertos!

Recuerdo una predicación acerca de velar siempre y no desmayar, que agotó física, mental y espiritualmente a una hermana durante casi una semana. Ella, hojerosa y preocupada se acercó a un líder y le preguntó cómo hacia él para velar siempre. Gracias a Dios este hermano pudo notar que estaba viviendo de una manera literal la enseñanza que por poco la aleja del camino de Dios.

La recomendacion del Señor, no es para entenderla de una manera literal (No falta que alguien lo inteprete así y cree un movimiento ¡Dios nos libre!) porque aun cuando estamos despiertos fisicamente hablando podemos estar dormidos espiritualmente, de modo que es necesario interpretarlo correctamente.

Una de las definiciones de velar según la Real Academia Española, es: Continuar trabajando después de la jornada ordinaria, ésta se acoge mejor a la recomendación que el Señor Jesucristo nos hace a todos ¡Velad! ¡Estén despiertos! ¡Estén atentos! Lo contrario es dormir y lo describe como: Descuidarse, obrar en un negocio con menos solicitud de la que se requiere. Aunque el texto más antiguo fue escrito en griego, el sentido original ha sido transmitido al español.

En nuestro diario vivir nos damos cuenta que el mundo está lleno de maldad, los valores se están perdiendo, lo bueno es visto como malo y lo malo es bueno, estas muchas cosas en general las tinieblas (maldad, violencia,temores entre otras cosas, que satanás lo puede utilizar para atacar nuestras vidas) pueden adormecernos. En el plano físico es difícil estar despiertos en la noche, nuestro cuerpo produce una hormona especialmente en la noche (melatonina) que ayuda a regular los ciclos del sueño, pero en cuanto a lo espiritual las tinieblas crean el ambiente propicio para que nuestra alma desfallezca, es decir, comenzamos a negociar nuestros principios y a dudar de la importancia de ellos.

La razón por la cual velar es que no sabemos cuando viene el Señor, pero está por venir y debemos estar listos para irnos con Él. Enredarnos en las cosas del mundo quizás tengan una consecuecia grave para nuestra vida. No te rindas, ¡Adelante con Cristo!

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