miércoles, 2 de febrero de 2011

El ATAJO Y EL CAMINO

La felicidad, dicha, satisfacción o contentamiento, es un estado que el hombre por años ha buscado definir, idealizar y alcanzar; hace parte del propósito y sentido de vida. La biblia también en muchos de sus textos, hace referencia a la felicidad o por lo menos la simboliza para motivar y enseñar acerca de ella. Éxodos 13: 17-22 describe parte de la liberación del pueblo israelita de mano de los Egipcios, para los israelitas la libertad era en este momento sinónimo de satisfacción y cumplimiento de una promesa que Dios les había hecho; el texto mencionado deja entrever las opciones de huida que tenían los israelitas, presenta un atajo y un camino trazado por Dios hacia a la libertad, el primero llamado el camino de los filisteos y el segundo camino del desierto.

Textos anteriores (Éxodo 5:3 y Éxodos 3: 18) muestran que tiempo atrás Dios dijo a Moisés que los llevaría camino de tres días al lugar que el escogiera para adorar y tanto los ancianos del pueblo e incluso Moisés esperaban transitar el camino de los filisteos para llegar a tierra prometida; creían, y estaban convencidos que lo cruzarían; evidentemente era corto, conocido por algunas personas, significaban solo tres días de camino, estaba directo, rodeaba al mar mediterráneo que mostraba cierta abundancia y prosperidad; era una idea que la mente humana podía asimilar. Pero el pueblo se olvidaba que Dios es soberano, conoce el corazón y el pensamiento de todos (omnisciente) y sabe qué es lo mejor para cada uno.

Es común encontrar en el andar diario un camino hecho sobre césped o terrenos prohibidos que nos hace pensar y decidir si tomarlo o no, para identificarlo se le ha llamado atajo o trocha; esto es lo que representaba para Dios el camino de los filisteos. Aunque los israelitas lo veían obvio, no conocían los peligros a los que estaban expuestos, me refiero a las guarniciones, guerra y muerte, cosa para las que los israelitas no estaban preparados ni confiaban lo suficiente como para clamar a Dios por ayuda; al mismo tiempo el temor de pelear pudo ser una amenaza y motivarlos a volver a Egipto. Estas razones hicieron que Dios usara otro camino que los preparara para recibir en bendición la promesa. El pueblo estaba ansioso por habitar la tierra prometida, pero Dios quería hacerlos libres de la esclavitud en primer lugar.

Entonces presenta la nueva idea, el camino del desierto. Era tan largo que se podía pasar en cuarenta días, tan difícil que rodeaba el mar rojo lo cual requirió de un milagro para poderlo atravesar, y su alrededor era desértico, situación que les enseñó a depender de Dios; no bastando con esto, el fin de este camino se conseguía con la madurez para afrontar la tierra prometida, por esta razón el pueblo estuvo vagando 40 años.

Volviendo al concepto de felicidad, por años ha sido confundida con riqueza, fama, placer y poder. En la historia sabemos de personas que han alcanzado todo lo material que desearon pero lamentablemente habiendo tenido en sus manos todas estas cosas perciben un profundo vació en su corazón; coincide con haber alejado a Dios consciente e inconscientemente en busca de su felicidad. Alcanzar los sueños hace parte de sentirnos satisfechos pero hacer a un lado a Dios es alejar de nosotros la felicidad. Ahora ¿Cuál es el camino que estas tomando para llegar a tus sueños? ¿Un atajo o el camino del desierto? Por el momento está de moda el camino fácil, pero te animo a que cruces el camino correcto y muchas veces difícil pero al final este produce la verdadera satisfacción. No por nada Beverly sils dijo: “No existen atajos a ningún lugar que valga la pena ir”

1 comentario:

Gustavo Andrés dijo...

En casi cualquier circustancia preferimos seguir nuestra lógica, sin embargo en muchas ocasiones nos equivocamos pues no somos capaces de preveer todo. Dios sí puede preveer todo, si confiamos en él obtendremos más de lo que deseamos, pues ni nuestros deseos ni nuestra idea de felicidad es equivalente a lo que Dios quiere de nosotros.